domingo, 7 de abril de 2013

Para que se enteren quien es Clarita.


Clarita.

Soy Clara, pero Ella me llama Clarita, no tengo edad, nunca cumplo años, no tengo apellido, me gustan las muñecas y los vestidos…
A Ella le encantan sus colores, las cintas y los encajes. Me trenzo los cabellos, los tengo largos, muy largos. A veces mis bucles le rozan los párpados, porque vivo en sus pestañas… no son muy largas pero me arrullo en su curva en las noches.
Ella me hizo algo tímida y torpe, escondo mis ojos tras una chasquilla mal cortada; cuando está soleado uso un sombrero de pliegues en azul, hace dos días le pedí que me regalara uno de copa para ser un caballero y Ella rió de buena gana, dibujando un bigote bajo me nariz  y estoy… estoy…  estoy enamorada de Berenice, aunque ya no tiene dientes y está muerta.

A veces a Ella le canto suavecito, suavecito al oído para que deje de llorar, esas canciones feas que tararea.
¿Y sabes? Casi nunca nos miramos al espejo, no le gustan, incluso ha roto algunos, parece que le asustan; como si recordara malos momentos.
De vez en cuando se estaciona en sus recuerdos, sobre todo al escuchar a Tracy Chapman, entonces se queda de pie cerca de la ventana y mira las estrellas, cuando Ella era niña las miraba con más frecuencia, porque creía que había alguien allí.
Ahora sabe que eran mentiras, aunque aun guarda la esperanza de que sea cierto.
Ella también sabe mentir, lo hace con mucho talento justo después de pintarse las uñas carmesí…
Cuando me duermo Ella se queda escribiendo, sus poemas me llaman y yo solo entro bailando.
¿Te cuanto más? Hoy se ha ido a andar en bicicleta, va muy despeinada  como siempre, de una vez que le pregunte por sus cabellos, me respondió que los dejaba así porque de lo contrario saldría un dinosaurio bajo su cama y le comería los pies.
Un día estuvo más triste de lo normal; la he visto bordar pañuelos y esta vez bordó dolorosamente en sus brazos, entre sollozos y maldiciones.
Pero esta tarde jugaré con sus fantasías, me invitaron a tomar el té, es preciso que sepas que debes apresurarte porque de lo contrario los duendes nos robaran los cubitos de azúcar como diría Cortázar de redondo alegre.
Y su corazón, no puedo dejar de hablarte de su corazón, que corre tan rápido como si quisiera escapar, es que no la quiere y no la va a querer nunca.

Ella también sueña con grandes amores, pero con un lápiz mató a su príncipe azul, lo destripó y le cortó la cabeza, todo en color rosa.
Enamoró a unos cuantos, y justo cuando le juraron eternidad, Ella solo rió, rió como hiena.
En la noche me leerá Tour Eiffel y a ti no, moverá sus manos con elegancia, me columpiaré en sus pestañas y aplaudiré…
Soy  Clara, soy mala, soy mentirosa, soy grosera, soy Clarita…
Vivo en una pestaña…
Humo de cigarro…
Ella…
Gabriela…
Tour Eiffel, guitare du ciel, ta telegraphie sans fil… attire les mots…
Do re mi fa sol la si do…

Mis muñecas azules.

Tienen redondos ojos y boquita de fresa,
Ternura dulce como el azúcar,
Zapatos tímidos,
 En el estante allí sentadas.
Mis muñecas azules ya no se levantan en las mañanas,
Extrañan hasta deshacerse las trenzas,
Y se cortan los cabellos para ir a la guerra
Otras se borran los golpes del matrimonio
Que huele a ron, a vodka,
A tristeza con dos hielos.
Mis muñecas azules están lejos muy lejos,
Ya no me ven  ya no me abrazan encantadoras,
Se prendieron en el tocado la palabra exilio
Y pronuncian te amo en muchos idiomas.
Mis muñecas azules se estacionaron
En el rostro de un hombre,
Y lo buscan en el rincón de los muertos
Y tomaron por apellido derecho
Se volvieron hermanas
Para gritar ¿Donde están? ¿Donde están?
Mis muñecas son azules,
Porque se pintan porque son libres,
Porque ayer querían ser cielo,
Porque  hoy quieren pintarse de mar.

Sombría.

Arregla las cortinas,
El muerto que se cose y vuelve a descoser el pecho,
Perderé todas las hojas escribiéndote,
Trayendo el aroma de tus cabellos,
Hablándote en un idioma idiota,
Aquel que no vas a entender.
Mejor me tiendo en los brazos de un hombre,
Alguno que no conozca,
Alguno que no sepa para que sirva
Un beso y un cuerpo.
Recordará a esta ilusa,
Que solo quería entregar ternura
Y ya no es más que una ácida muchacha,
Eterno personaje…
Si tan solo fueras más real me dijiste…
Y dejaras tus mundos de acuarela,
Te tomaría por fin las manos.

A la hermanita que está en el cielo.

De los pliegues del pañuelo
Me acuerdo de ti
Hermoso y delicado,
Como tus ojitos bordados.
Una tarde le dije al gato
Que te fuiste a volar
Con dos alas de mariposa
Al universo recorrer,
Que nos traerías paz, caramelos y unos zapatos para bailar.
Papito te cambió el nombre
Te dice ángel,
Parece que escuchó lo de las alas de mariposa.
A veces despierto en la noche,
Me calzo las pantuflas y salgo corriendo
Te espero en la puerta,
Hasta dormirme esperándote,
Mamita ordena tus juguetes
Y llora hasta que el día se oscurece.
¿Cuando te hiciste tan alta, que ya tocaste el cielo?
Yo me estiro pero no alcanzo
Tal vez un día lo logre
Y de nuevo jugaremos a las rondas.
Si puedes manda un día soleado
Para que veas como te saludamos con Renato tu gato.


Veranos.
Vicente de sonrojadas mejillas,
Enlaza sus manos a las mías,
Jugamos con sus barcos de papel en el río.
Acaricia mis rodillas moradas,
Sabe de la furia de mi padre,
Cuando se acaba el vino.
Te cambiaré un beso por un barco
Y otra vez se le encendieron las mejillas,
Sus labios de niño,
Mi primer beso…
El amor tenía olor a lavanda,
Mis pies en punta alcanzando su mentón,
Olvidé los remiendos de mi vestido,
El verano era color azul.
En mi bolsillo guardé mi pequeño barco,
Mirando aquellas figuras navegar,
La corriente se pone violenta,
¡Los barcos de Vicente!
No escuché los gritos,
Nunca supe nadar,
Cerrando los ojos te dije:
 Buenas noches Vicente.


Tardes con la Clarita.
Nos mojamos los pies en el rio,
La Clarita sabe que me gusta venir,
Tanto como NOUVELLE CHANSON,
Nos pintamos los labios
Y le tiramos besos rojos al viento.
Mejor lancemos piedras;
Mi abuela decía que tenían ojos
Y la miraban cuando se desnudaba.
Sí, lancemos piedras,
Para calmar mis demonios.
Una vez la Clarita me dijo algo sorprendida,
A ti te habitan demonios.
Fue cuando casi
Se cae de mi pestaña izquierda,
Eso pasó por escuchar poemas en alemán
Y recordar a mi madre
Con una cajita musical.
Mejor sacúdete el vestido
Es domingo en la tarde,
Mi padre como siempre
Querrá que cantemos tangos
Y en la noche te contaré un cuento,
De un princeso
Que habla con un espejo.
Y una principesa que se afeita la cabeza.

De los amores que empiezan con Schubert.

Amanece, veo tu rostro,
Son mis navidades felices,
Cierro los ojos,
Una pestaña musical,
Se dibujaran tus manos
Y yo aquí solo escucho serenade,
No te interesa el amor de los vivos…
Estabas en la Necrópolis llorando a tus muertos,
Baila conmigo,
No me dejes
Yo también quería volver a las diecisiete dijiste,
¿Qué bailamos?
Schubert, no me molesta Schubert…
Do, re, mi, fa, sol y te reíste al decir mi.